Una de las cosas que más me gusta de la Semana Santa española, es "La rompida de la hora". Cuando todos los tambores resuenan como una mascletá o traca ininterrumpida durante horas y más horas. Seguramente todo el tiempo mis tímpanos no lo aguantarían. Pero el rato que lo escucho pone mi piel de gallina, y siento algo dentro que me hace vibrar de emoción. Aún recuerdo esos tambores en las Olimpiadas de Barcelona. El Martes Santo en Reus (Tarragona), desfilaron acompañando a la Confraria de la Verge de l’Amargura , los Tambores de Calanda.
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