21 dic 2013
Y llegó el invierno, feliz solsticio de invierno
Que mal día he pasado hoy, que mal cuerpo y pie derecho he tenido, con decir que caminaba medio coja, y nada de lo que comía me sentaba bien.
Lo malo era el hambrón que tenía, que pedazo de ganas de comer, lo que fuera, pero masticado.
Y yo soy más bien de sopas y consomés, pero hoy quería mover las mandíbulas.
Es que aunque queramos, y quiera, ser vegana, por la moda y los kilos, de vez en cuando, como hoy, me sale la vena carnívora, que hasta yo me doy miedo a mi misma, me temo que puedo comerme mi propio dedo, como las sepias o los calamares, no se quien son esos animales marinos que se comen una pata y les vuelve a crecer, si eso pasara en las zonas africanas de hambruna, no habría zonas africanas de hambruna.
Hoy me apetece codo, pues a mi dedo meñique, te lo comes, sacias el hambre y luego te vuelve a crecer.
Eso, eso es lo que tienen que estudiar los científicos, y recoger pasta gansa las ONGs, para acabar con el hambre, seamos autosuficientes, que podamos comernos sin morirnos, el que se muera de empacho ya no juega más.
Y todo esto tan profundo, se me ha ocurrido porque ha llegado el solsticio de invierno, bienvenido, lo he recibido con estornudos, más no se puede pedir.
Feliz Solsticio de Invierno, y por dios que no sea muy helado, que me da la sinusitis y me acobardo bajo las mantas y edredón.
Y ya que estamos, Feliz Navidad a todo el mundo, si no me lees te la deseo igual de buena, no soy de las que se fijan en minuncias o menudeces ¿se dirá así?, jopé hasta de escribir me olvido.
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